DANIEL ACOSTA
Campo / Laberinto para desandar
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La instalación <
Hoy se apuesta a la soja transgénica, provocando, entre muchos problemas, desplazamientos sociales, políticos, ecológicos, geográficos, y la inmigración forzada de los habitantes del interior a la ciudad en busca de una ilusión dentro de una ficción. Una relación que se impone a través del poder y las tecnologías de los sectores dominantes, que somete a quienes se ven obligados a entrar y salir, en nuestra época neo-colonial de capitalismo global.
La naturaleza tiene sus propias leyes escritas a través de millones de años, su fundamento es habernos dado las condiciones para que la vida sea posible, y lo siga siendo: tener futuro. Los elementos (tierra, agua, aire, fuego) son de todos aquellos que la cuidan creativamente. Las leyes humanas tienen que tener en cuenta que nadie es propietario del planeta: todos lo somos. La tierra es un bien colectivo, de los que vivimos en ella, en creatividad permanente.
Los derechos de la tierra y de los que la moramos impulsamos la necesidad de construir otro modelo de sociedad. Otra “polis”, de carácter sustentable, poética.
Reflexionar sobre el Laberinto de miedo en el que estamos inmersos. Accionar con una poética de reafirmación de la naturaleza. Imaginando una salida de la urbe actual, hoy, al límite de sus posibilidades.