highlike

KATE COOPER

Máquina de síntomas
En ‘We Need Sanctuary’ (2016) y ‘Symptom Machine’ (2017), Cooper presenta el cuerpo como un espacio disputado para la comunicación y la representación. Utilizando imágenes generadas por computadora, se combinan situaciones y personajes para pensar a través de la política del trabajo explotador y la experiencia somática de la producción y distribución de imágenes. Ambas obras presentan escenas de cuerpos generados por ordenador; tanto femeninos como no humanos que se vislumbran en los mismos bordes de la pantalla. Sus manos se tocan; se mueven hacia atrás en una cinta transportadora; y la sangre gotea de la boca de la niña mientras el no humano barre el piso detrás de ella.

Cassie Mcquarter

Angelas Flood
Angela’s Flood (El diluvio de Angela), inspirado en el panel central de El Jardín de las Delicias, es un paraíso construido para personajes femeninos, un espacio alegre que cuestiona los reiterados comportamientos violentos y sexistas a menudo asociados al mundo de los videojuegos. El título procede de la protagonista, Angela Belti, una musculosa luchadora de la serie Power Instinct (Atlus, para Arcade, 1993) cuya apariencia desafió el estereotipo de los videojuegos retro llenos de mujeres esbeltas y semi desnudas. Una variedad de sprites, entre ellos personajes marítimos, pequeños elfos e insectos, conviven en esta utopía elaborada en 2000 líneas de HTML.

ROBERT WILSON

بوب ويلسون
鲍伯·威尔逊
בוב וילסון
ロバート·ウィルソン
밥 윌슨
БОБ УИЛСОН
SHAKESPEAR`S SONETTES

SONETTES DE SHAKESPEAR
Poner en escena a Shakespeare, no dramático sino lírico: esa era la intención del director estadounidense Bob Wilson en Sonnets de Shakespeare (Sonnets de Shakespeare), espectáculo que se exhibe en el Berliner Ensemble. Con ese fin, Wilson está asociado con el compositor y músico estadounidense-canadiense Rufus Wainwright. El resultado es una noche de variedades, con referencia a todos los géneros de entretenimiento, desde la commedia dell’arte hasta los sketches televisivos, pasando por el cabaret. Si en la era isabelina los roles femeninos eran interpretados por hombres, Bob Wilson hizo lo mismo, creando esta práctica inversa: las actrices interpretan roles masculinos. Esta inversión – la reina Isabel I, en su trono, declamando un soneto con una voz profunda y el propio Shakespeare, de joven y anciano, con voces femeninas – intensifica aún más el tono de farsa del espectáculo. Tanto es así que ni siquiera el esporádico número de la actriz travesti Georgette Dee, micrófono en mano, disiente mucho del entorno shakesperiano.