ANDRES BEDOYA
Ultra Madre
source: andresbedoya
Mi obra investiga la manera en la que la experiencia colectiva, el contexto social y la producción de significados en la cotidianidad informa la construcción de la identidad personal a través del tiempo. Por medio de la reinterpretación de marcos personales y sociales, busco crear sistemas paralelos al cuerpo que ofrecen nuevos puntos de vista para reflexionar sobre nuestras condiciones, como las percibimos y reaccionamos a ellas. La plasticidad de la memoria, la inconsistencia de la autopercepción y la relación del cuerpo al tiempo también son consideraciones encontradas en mi obra. Reflexiono sobre las estrategias que empleamos para contrarrestar y controlar estos fenómenos. Ya sea conductual, social o institucional, me interesa observar y recrear el fracaso de acciones, ejercicios o estructuras desarrolladas para crear orden, equilibrio y permanencia. Como resultado de estos intereses me veo atraído a lamaterialidad de la vida diaria y lo que esta revela sobre las personas y sus experiencias. Gran parte de la exploración y experimentación que conduzco, la hago a travé del uso de materiales como herramientas conceptuales. Actualmente trabajo con materiales y en espacios que resultan de diversas actividades en los centros urbanos bolivianos. Materiales como cáscaras de fruta descartadas o espacios como los ríos contaminados que fluyen por la ciudad de La Paz, resultan de particulares tipos de consumo, interacción y comportamiento. Estos materiales y espacios son expresiones de intercambios que dan paso a una cultura visual accidental que informa la experiencia urbana y la memoria colectiva. Al trabajar con estos medios y contextos busco entender cuales son los procesos que generan cultura fuera de practicas formales y que revelan estos sobre la experiencia humana colectiva.
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source: stonyford1rssing
In 2009 Andres Bedoya organized a haunting performance installation “Ultra Madre,” in which 57 women lay still on the scaffolding of the main arch of the Museo Nacional de Arte in La Paz, Bolivia. For one hour the women did not move, their long, black hair cascading down the 15-foot structure. The jarring image of the soft hair against the rigid architecture stirred a quiet but lasting sense of unease.