Eltono and Nuria Mora
Intervención
source: highlike
Work: “Intervención” A climbable sculpture built for “La Noche en Blanco” at Matadero Contemporary Art Center, Madrid, Spain – wood and paint, 40 m x 20 m – September 22nd 2007 This project is a collaboration between Nuria Mora and Eltono.
Photographer: Eltono
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source: nuriamora
Nuria Mora by Rafael Schacter
“Mas alla de la curva del camino”
There is something intrinsically subtle about Nuria’s work, something which, even when confronting you in an unexpected, unforeseen manner, always does so in a delicate, calming way. Is this the femininity she talks about in her work? Not femininity in terms of painting specifically female themes however, but in her way of working with the structure around her, not against it. Not trying to dominate the surrounding environment, not wanting to simply attach her meaning on to it, but opening us up to a new appreciation of the space around us, a new way of seeing our urban milieu.
Nuria’s work creates an explicit, dialogical interaction with the surface, an interchange between herself and the very medium of the city, but must also be understood through its attempt to create a dialogue with the public itself, with her audience, the diverse community of the city. Her work is thus what she would call an ‘open language’, a silent, sensitive poetry, working against the saturation, the overburdening of signals that we are subject to within everyday city life. Through a spontaneous, respectful practice, considering the space, place and the neighbourhood itself, Nuria thus attempts to make ‘a place for free thinking’, a ‘space of dead time’, using a language which is ‘infinite, abstract’, and thus ‘universal’.
There is more to Nuria’s aesthetic than her street productions alone however, and her inside work, her endeavours taking place within gallery or institutional settings, would thus never seek to simply replicate her outside projects within this new context; to produce on a canvas what would otherwise need the medium of the street, the spontaneity of the city to function effectively, would simply be an anathema to Nuria, it would just not make sense. Using installations, videos, murals, watercolours, whichever tool she can reach out and use, Nuria thus re-creates her world within this new context, vitally however, always somehow connecting it with the space of the city, with the real world outside of this place.
To be honest, I’m probably not the best person to judge Nuria’s work, because, quite simply, I love it. Which means I’m obviously not particularly impartial or dispassionate. But hey, this isn’t a review, it’s just my opinion on what she does. And whether working on her own, with El Tono, or as part of (the inimitable) Equipo Plastico, I find what Nuria does beautiful. Not merely in terms of it being aesthetically pleasing however, of it conforming to the needs or the tastes of our age, but perhaps more in the way that Schiller understood the term, since ‘it is through beauty that we arrive at freedom’. And that is what Nuria’s work gives me, a freedom from the everyday noise, a moment of balance within the city, another way of imagining our surroundings.
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source: nuriamora
Nuria Mora by NEKO
“NEKO was here ”
Cuando vi por primera vez el trabajo de Nuria, me encontré perdido. Asimilarlo no fue tarea facil. En una época donde las calles sólo albergaban graffiti o propaganda, Nuria proponía un nuevo lenguaje nunca antes visto en Madrid. Como comprendeis, con apenas 16 años, se me hacia imposible asimilar de que trataban todas esas formas y colores. Tras encontrarme con numerosas intervenciones a lo largo de los rincones más emblemáticos de mi paseo, pensaba que sus primitivas llaves monocromáticas eran otro icono de graffiti. No podía estar más equivocado.
Era una época donde el street art explotaba y salian artistas hasta debajo de las piedras. Los iconos se multiplicaron y la calle se inundo del trabajo de diseñadores mediocres intentando crear una imagen de marca lo más comercial posible, usando la calle como excusa para promocionarse sin pagar un duro.
Al margen de todo ésto, Nuria transformó sus llaves en complejas piezas murales, y presentó trabajos tan frescos que se desmarcaban de cualquier relación con las tendencias.
Con el paso del tiempo, la moda va muriendo y las calles se han ido espejando. En parte por la comodidad de los que en su día lo consiguierón, en parte por el endurecimiento de las sanciones y la política de tolerancia cero con el arte en la calle, por parte del Ayuntamiento de Madrid.
Nuria, sin enbargo, también permanece ajena a ésto y fiel a su modus operandi.
No conozco a nadie capaz de emplear 8 horas trabajando ilegalmente en un muro del centro excepto a ella. Y tampoco conozco a nadie que le de menos importancia. Son, realmente, muy pocos quienes han contribuido con tanto color y belleza, a hacer de la calle algo más habitable.
Me habría encantado seguir al día la evolución de Nuria años atrás. Pues su trabajo jamás entendió de formatos. ¡Esta chica parece dispuesta a querer probarlo todo! Desgraciadamente, Nuria parecía estar mas interesada en pintar, bordar y dibujar que en actualizar su página web.
A dia de hoy, me queda mucha Nuria Mora por descubrir. Pero tengo suerte: La turista permanente se presenta en formato web y estoy seguro que la propuesta va a ser tan espectacular e interesante como en la calle.
¡Enhorabuena!
Nuria Mora by Marta Moriarty
“Llevo meses pensando en Nuria”
Llevo meses pensando en Nuria, llevo años viviendo en un mundo que Nuria Mora me distorsiona gentilmente.
Ella es la responsable de muchas cosas, a saber :
Modifica mi relación con la geometría y modela mi percepción de lo urbano.
Subvierte las consideraciones de género, disloca las atribuciones tradicionales de lo femenino y lo masculino.
Tiñe de rosa chicle el feminismo más radical, es un icono de poder con volantes. Es la fortaleza con bolso, la osadía taconeante, la libertad y el encaje antiguo.
Mantiene mi fe en un arte que puede ser tan optimista como comprometido y me permite abrir los ojos cada día a una belleza delicada, pública y gratuita.
Creo en ella, me hace reír, me asombra y me admira.
Ernst Lubitch es quizás mi director de cine favorito y entre sus películas,“El pecado de Cluny Brown”, la chica que como no sabía su lugar en el mundo, ese era su pecado, se atrevía con todo y con todos, lo mismo trabajaba de fontanera desatascando baños que paseaba en calesa con un mayor del ejercito colonial, retirado.
Cluny Brown es Nuria Mora, nada le es ajeno, no conoce fronteras ni prejuicios, no se le caen los anillos ni pierde jamás su corona de princesa, en cualquier situación o compañía, se siente cómoda, vive en un hogar portátil del que ella misma es la salita/cocina/comedor y en el que acoge a todos los que se le acercan. Con Nuria Mora siempre se está en casa.
Nuria Mora es otro ratón sin miedo, es aire puro y arte ético.
Nuria Mora By Guillermo de la Madrid
Bajo el sofá del salón guardo lo que es para mí un pequeño tesoro: un álbum de 70×50 cm que mi hermana me regaló en 2002 para archivar las copias en papel de mir primeras fotografías de arte urbano, realizadas en 2001 y 2002. Hace nueve años de aquel regalo, y aunque algunas se han despegado, la mayoría siguen en su sitio. Entre ellas están algunas de las primeras intervenciones de Nuria Mora en Madrid, obras en general pequeñas, compactas… que comparten espacio con otras de Eltono, Nano4814, Dier, ONG, El Cártel, Thuner, Tofer, Dr. Hofmann, Deno JR o Yomango. Las fotografías son en general algop pobres: están descontextualizadas y pecan de detallistas, pero constituyen la mejor representación de mis inicios en la documentación del arte urbano en Madrid: muestras analógicas, predigitales, de una afición convertida hoy en obsesión y casi en enfermedad, de algo que no surgió de la nada una mañana de domingo, sino que despertó gracias a la extrañeza que provocaron, en mis primeros paseos como habitante de Lavapiés, aquellas también primeras geometrías de Nuria Mora y Eltono.
La documentación de aquella sopresa -más que arte, más que cualquier otra cosa, aquello casi se me antojaba resultado de algún fenómeno natural o paranormal- fue el punto de partida de una especie de montaña rusa que con los años ha ido ganando exponencialmente en intensidad y emoción, y que hoy, cuando han pasado diez años, no tiene pinta de que vaya a parar. Y lo bonito es ver cómo algunos de aquellos con quienes inicié esta carrera aún siguen haciendo cosas en la calle, Nuria entre ellos, algo que me hace pensar a veces en que su continuidad, su permanencia, e incluso sus intermitencias, son o han sido también las mías. Hoy, después de haber perseguido durante años sus intervenciones, calle arriba y calle abajo; después de haberle puesto cara, por fin, en aquel Edición Madrid de 2002 en el Palacio de Minas; después de las más de trescientas fotografías de obras suyas que habitan en discos duros y álbumes de 70×50; después de los encuentros fortuitos en el barrio, pintando o no; después de los chivatazos de familiares y amigos sobre sus obras; después de aquella curiosa noche junto a Alberto de Pedro, buscando ingenuamente los resultados de “Mirilla”; después de aquel regalo de cumpleaños en Jesús y María, Nuria Mora sigue teniendo un papel fundamental en el estado actual de mi afición por el arte en la calle. Y no sólo porque todo ello tenga ya algo de personal, sino porque han sido diez años de crecimiento, por uno y por otro lado, un periodo de tiempo en el que, si lo pienso un poco, nada ha cambiado tanto: me avise o no, seal el encuentro fortuito o buscado, plantarme ante una intervención de calle de Nuria Mora sigue provocando las mismas sensaciones difíciles de describir: una pequeña emoción, intensa y breve, que el disparador de la cámara se encarga de canalizar y cuyo peso específico puedo sentir cuando guardo la cámara y me echo la mochila a la espalda.
Que un día encuentres una extraña geometría sobre una puerta envejecida y diez años después la persona que la pintó te invite a escribir un pequeño texto para su página web podría cerrar un círculo, pero en realidad lo abre aún más, permitiéndome ser aún más partícipe de algo a lo que en su (primer) día me asomé con ingenuidad y total desconocimiento y que espero seguir disfrutando en los próximos años.
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source: nuriamora
Nuria Mora by Cedric from Ekosystem
Quand j’ai découvert le nom et le travail de Nuria, je m’étais persuadé que son nom signifiait “clé” en espagnol.
J’ai toujours particulièrement apprécié chez Nuria sa façon d’associer les couleurs ainsi que ses “confrontations” entre des formes géométriques et d’autres plus organiques et féminines.
Enfin les filles qui ont choisi de peindre en extérieur et qui ne dessinent pas des perso féminins sont tellement rares que ne serait ce que pour cette raison on ne peut qu’apprécier Nuria Mora..