Gabriel Sierra
source: guggenheimorg
source: ci13cmoa
Gabriel Sierra creates sculptural interruptions within the coherence of built environments, exploring their physical forms as well as the psychic conditions they produce. Formally trained in architecture and design at the Universidad Jorge Tadeo Lozano in Bogotá, Colombia, where he now lives and works, Sierra has participated in important group exhibitions, including The Ungovernables, the 2nd New Museum Triennial (New York, 2012), the 12th Istanbul Biennial (2011), and the 11th Biennale de Lyon (2011). He has created site-specific work for the Kadist Art Foundation (San Francisco, 2012) and the Aspen Art Museum (2012).
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source: casasriegner
Gabriel Sierra, a young artist and industrial designer born in the Colombian coastal town of San Juan Nepomuceno presents “Apéndice” (“Appendix”), his most recent body of work consisting of onsite installations, architectural models and intervened found objects. Besides interacting with the architecture and history of the house where the gallery is located, “Apéndice” is a project that seeks to stimulate human emotions and question one’s role in life.
Sierra’s works are metaphorical manifestations of ideas that arise from real situations and experiences; in many instances, these ideas relate to the artist’s environment and to everyday living. Discarded materials referencing popular culture are transformed by Sierra into unpretentious yet curious objects that attempt to satisfy the true needs of ordinary people.
“Apéndice” is an exhibition containing works made from disparate elements joined together to create new and surprising structures that have been set up in the entrances of the different exhibition halls of the gallery. According to Sierra, the structures “function as passageways” that modify the gallery space hence the spectator’s perception of it. These transitional structures not only pose questions relating to the concept of “habitat”, they inquire into how individuals construe their own world. On view are models and objects such as clothing racks displaying fresh fruit and fruit bowls made up of rulers alluding to the normativeness governing our world. “Apéndice” is the result of Sierra’s resourcefulness and wit; above all it is as an invitation to reflect upon the relationships we establish with our surroundings.
Trained as an industrial designer, Gabriel Sierra currently lives and works in Bogotá. He has exhibited widely both on a local and international level. Selected group exhibitions include: “Doméstica”, Programa Nuevos Nombres Banco de la Republica, BLAA (2001); “Divinely”, Galeria de la Raza, San Francisco (2004); Biennale Internationale Design, Saint-Etienne (2004); 40 Salon Nacional de Artistas , Biblioteca Nacional, Bogotá (2006); “Habitat/Variations”, Batiment d´Art Contemporain, Centre d`Art Contemporain, Geneva, Switzerland (2007); “Sueño de Casa Propia” La Casa Encendida, Madrid, Spain. Sierra has exhibited individually at the Aliance Francaise in Bogotá (2004), the Centre d’Art Contemporain de Bretigny in France and at MDE07 in Medellín (2007). In addition, Sierra has been selected to participate in this year’s international exhibition of the 28 Bienal de Sao Paulo in Brazil.
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source: michica
Gabriel Sierra ha sido identificado como artista tanto como diseñador industrial, probablemente porque su trabajo mantiene una relación resbalosa y por lo tanto algo incómoda con ambas disciplinas, en su deseo de aprovechar al máximo metodologías a veces conflictivas, pero sin entregarse al tipo de exclusividad asociada con el objeto único del diseño o el trabajo artístico original. Podríamos decir que como diseñador, Sierra quiere producir objetos que cumplan una función práctica en la vida cotidiana de personas reales, mientras como artista busca deconstruir la misma idea del valor de uso.
Contrariamente a aquellos valores típicamente asociados con el diseño—estatus, prestigio, poder y riqueza—los objetos producidos por Sierra son producto de su contexto inmediato; se sustentan en y se adaptan a la precariedad económica, la recursividad y las estrategias de sobrevivencia. En su trabajo busca recuperar prácticas, estéticas y materiales derivados del estrato popular, vistos y considerados inapropiados para productos de consumo. Al mismo tiempo, el trabajo de Sierra podría ubicarse en contra de una tendencia hacia el auto-exotismo—del cual tanto arte colombiano reciente ha sido culpable—en su rechazo del fetichismo hacia el otro.
Sus objetos tienden a ser sencillos, limpios y hasta un poco austeros, revelando el interés del artista en la perfección formal; sin embargo, como Sierra mismo señala, su práctica no se trata de valorizar al objeto más que a la persona que eventualmente lo utilizará, sino que busca enfatizar aquellas calidades humanas—la felicidad, la creatividad individual y el afecto— consideradas secundarias o superfluas dentro de una cultura consumista. Un trabajo reciente se llama La vida dura, la vida no dura; el título se refiere a la índole áspera de la alienación contemporánea, además del deseo de identificar y explotar sutiles instancias de resistencia.
La exposición actual interactúa con los elementos arquitectónicos de la casa donde La Rebeca está ubicada y con aquella sensación de abandono, negligencia y deterioro que caracterizan tantos barrios históricos de Bogotá. Dibujos quemados de rostros fantasmales o figuras amorfas que surgen desde las paredes, el techo y piso están iluminados por bombillas desnudas dando al espacio un carácter lúgubre. Arriba en el ático, una figura esquemática y solitaria barre y barre con paciencia pero de forma obsesiva en un movimiento continuo y circular. Espejos marcados o ennegrecidos por humo salpican el espacio en su totalidad, haciendo referencia a símbolos populares de luto y agregando un elemento inquietante a la observación del público de sí mismo. La muerte y la descomposición son temas apropiados para una exposición que se inaugura dos días antes de Halloween tanto como el fuego con su doble capacidad de ser productivo y destructivo.
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source: revistacodigo
A través de intervenciones a objetos cotidianos e instalaciones que precisan la interacción con el espectador para adquirir sentido, Gabriel Sierra explora el lenguaje arquitectónico —desde una perspectiva antropológica— y el potencial de los códigos de comunicación. Su formación como diseñador industrial y su interés por el arte y la arquitectura lo han llevado a conjugar las posibilidades de las tres disciplinas para cuestionar las percepciones que tenemos de la vida cotidiana y las relaciones que establecemos con nuestro espacio circundante. Para Sierra existen fronteras difusas entre la función, la utilidad y el pensamiento subjetivo, así como sucede entre el diseño, la arquitectura y el arte.
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source: igooh
Gabriel Sierra no es un diseñador industrial pero tampoco es un artista. Entre una definición y otra, de lo que no queda duda es de que Sierra es un creador y que sus objetos son una invitación a la reflexión. Este joven colombiano nació en la caribeña San Juan Nepomuceno en el departamento de Bolívar hace apenas treinta años.Y aunque se formó como diseñador industrial no tardó en darse cuenta de que ese mundo era demasiado estrecho para sus ideas. Hoy, los diseñadores lo llaman artista y los artistas, diseñador.
“¿Artista o diseñador?, son etiquetas estrictas -opina Sierra-. Soy consciente de que las instituciones quieren tener todo separado, saber a dónde pertenece cada individuo y cuáles son las cosas que le corresponden. El problema empieza luego, cuando descubren que su normativa no funciona correctamente en todos los casos”.
El trabajo de Sierra es ecléctico y heterogéneo. Objetos, dibujos, fotografías, libros e instalaciones sirven igual para explorar el mundo que nos rodea. Que parece ser la más grande preocupación de Sierra son las relaciones que los individuos establecen con los objetos y las estructuras que los rodean, una inquietud que tiene mucho del mundo del diseño industrial pero que no deja de ser al mismo tiempo sumamente. Sierra dice que los humanos le otorgan vida a las cosas y por eso él se interesa en todo aquello que la gente produce en su intimidad y que aparentemente no tiene importancia. Los objetos de Sierra son fiel reflejo de esta preocupación. Por un lado sumamente funcionales y, por el otro, con un extraño sentido humano, porque involucran una serie de necesidades que generalmente no consideramos como tales: el humor, la soledad, el afecto, el miedo. El diseñador-artista las llama “objetos y estructuras parafuncionales”. En 2005 Sierra realizó un intervención en la famosa boutique parisina Colette.