Isaque Pinheiro
source: carpediemartepesquisa
Isaque Pinheiro (1972). Vive e trabalha no Porto. Para além de exposições individuais em galerias com que trabalha, assim como Galeria Presença no Porto, Galeria Caroline Pagès em Lisboa, Galeria Mário Sequeira em Braga, Esther Montoriol em Barcelona, Laura Marsiaj no Rio de Janeiro, ou Galeria Ybakatu em Curitiba, entre outras, destacam-se também participações em exposições coletivas como por exemplo no Stenersen Museum em Oslo, Centro Galego de Arte contemporânea em Compostela ou Caixa Cultural do Rio de Janeiro.
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source: enfocarte
Uno de los elementos centrales de la obra de Isaque consiste en la recreación artificial de materia orgánica, utilizando materiales como el mármol, la cerámica o el acero inoxidable. Materiales esculpidos, moldeados, transformados en formas representativas de objetos como un guante de goma, un desatascador, un preservativo, libros y hasta carne ensangrentada. Aunque el término correcto sería más bien “recreación”, no “representación”. Las esculturas creadas por Isaque no son meras figuraciones, meras metáforas, sino objetos concretos que tienen una utilidad y una dinámica propias. Y se parecen tanto a la materia orgánica que, a veces, sólo una mirada próxima y atenta consigue desenmascarar la ilusión óptica relativa al material de que está hecha cada obra.
Son obras osadas, irónicas, provocadoras…;como “Made for it”, tal vez la más paradigmática e irreverente escultura de Isaque, que pretende invertir el concepto “Ready made” de Marcel Duchamp al crear de raíz un nuevo objeto no producido anteriormente y colocarlo al servicio de la sociedad; en particular, en un baño público, con la firma del fabricante y no del artista. Se trata de un objeto de fuerte connotación sexual, con una forma declaradamente fálica, cuya utilidad queda a merced de la imaginación de cada cual. Bien como asiento, como colgador, o para otras actividades más impropias de describir.
En cada nueva exposición, Isaque procura explorar diferentes formas de presentación de sus obras, sin limitarse a un modelo restringido e inerte. “Made for it”, por ejemplo, fue objeto de diversas mutaciones. Varios ejemplares de esta obra fueron colocados juntos en una pared, dispuestos en círculo, originando la instalación “São Rosas, Señor… São Rosas!” En otra versión de esta instalación se proyectó en la pared un vídeo del artista Fabio Massimo Iaquone con las imágenes apareciendo por debajo de los objetos, consiguiendo generar nuevos efectos a partir de la misma pieza. La búsqueda incesante de nuevos conceptos, nuevos formatos, nuevas perspectivas, en una obra que nunca está enteramente terminada, sino en constante mutación y adaptación. Movilidad en vez de conformismo. O la permanente insatisfacción del creador ante el resultado final.
La instalación “Hoje Amo-te”, a su vez, aborda el culto a lo inmediato y la extemporaneidad de las relaciones amorosas en los días que corren, aludiendo también a la disimulación encubierta entre sexo y sentimientos, de una forma inmensamente provocadora. Las sábanas blancas suspendidas en el aire, con la leyenda “Amo-te” en rojo vivo, remiten a un cierto tipo de intimidad que queda apenas confinada al reducto de la cama, a las sábanas deshechas que indican la entrega de algo al otro, la partición. Resumiendo, al acto sexual. Carnal. Como anulando cualquier tipo de romanticismo, de amor, siendo la expresión “te amo” cada vez más vulgarizada, utilizada en vano. Sin valor. Sin verdad. Sin embargo, desde una perspectiva opuesta, el rojo marcado de las letras encarna un cierto tipo de pasión fogosa, momentánea pero sincera, fugaz pero intensa, haciendo posible el amor, aunque sea en circunstancias especiales y limitado a un determinado momento. Un día, una noche. Porque un verdadero romántico consigue encontrar el amor en todo, en todos lados, sobre todo donde no existe ni nunca existirá.
La intención provocativa se extiende a diferentes niveles del sistema social. En otra de las piezas presentadas en la citada instalación, un libro abierto, una biblia con todas las páginas en blanco, esconde en su interior un preservativo, omnipotente. Las páginas del libro son deshojadas aleatoriamente a través de una fuente artificial de aire, confiriéndole un interesante carácter de improvisación a una pieza que de otra manera permanecería estática. A Isaque le gusta introducir movimiento y espontaneidad en sus exposiciones, sin limitarse a presentar sus piezas inmóviles y sin intervención exterior e interacción con el público. Pretende de esta manera romper la densa campana de cristal que separa los objetos creados del mero observador, fomentando la relación entre estos dos elementos, un concepto hilvanado a lo largo de diversas instalaciones expuestas en un determinado tiempo, de una determinada forma. Una experiencia sensorial frente a la cual difícilmente puede permanecerse indiferente.
En el conjunto de la obra de Isaque hay otras piezas igualmente esenciales. Como el guante de goma, titulada “Amor de Mão”, en mármol. Una pieza tan parecida a la goma que casi es preciso tocarla para tener la certeza de que se trata, de verdad, de piedra. El guante está hinchado, parece que está a punto de reventar, parece estar repleto de materia orgánica, tal vez de excrementos, estiércol o sangre. Es brillante la manera en que Isaque consigue recrear formas en el mármol. Parece auténtico, parece vivo, parece real. Como la carne recreada en la obra “Mal Me Quer, Bem Me Quer, Muito, Pouco Ou Nada…”, también en mármol, igualmente demasiado real. Isaque recrea la carne ensangrentada, cruda, roja, y la coloca en la parrilla, lista para ser cocinada. En el suelo están dispuestas varios platos blancos listos para recibir el alimento deseado, la carne, fruto predilecto del más básico instinto humano.
Las piezas creadas por Isaque consiguen despertar sentimientos muy diversos y especiales. La ironía, el sarcasmo, la provocación, elementos racionales, se alían con destreza con elementos más oníricos, como el deseo, el erotismo, el amor, siempre con una irreverencia muy marcada, muy propia. El sueño y la embriaguez. Como si el mundo dionisíaco se uniera al mundo apolíneo en cada una de sus piezas, generando una armonía muy próxima a la perfección. Pero no es la búsqueda de la perfección lo que mueve a Isaque, ni siquiera la búsqueda de la verdad absoluta de las cosas, sino los sentimientos, el placer, la belleza, la voluntad de vivir. Es precisamente en este mundo hedónico en el que nos sumergimos cuando visitamos una de sus exposiciones. Y difícilmente querremos volver a salir. Como una droga que no nos deja ir. Una pasión. Una permanente tentación. Me quiere, no me quiere, mucho, poco o nada, se pregunta Isaque…