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JOSE ALEJANDRO RESTREPO

source: cambio

JOSÉ ALEJANDRO RESTREPO no cree en Dios, pero anda obsesionado con la religión católica. Particularmente con los mártires, esos seguidores de Cristo que se hicieron santos por el camino del sufrimiento.

Su más reciente exposición, “Cuerpos gloriosos”, que se presenta por estos días en la Galería Valenzuela & Klenner, de Bogotá, está dedicada a ellos.

Por ateo que sea, los recuerdos de santos desollados, crucificados o mutilados, marcaron a Restrepo para siempre. Ya adulto, rastreó el origen de los martirios y se dio cuenta de cómo su sentido del sacrificio sigue poniéndose en práctica en muchos países de América Latina. “Las protestas sociales y políticas pasan por ese tipo de puesta en escena católica: hombres crucificados, hombres con los labios cosidos, hombres enterrados hasta el cuello”, cuenta. Todos estos rituales no solo estaban asociados con protestas o sacrificios deliberados, sino con la tragedia política del país. “Detrás de nuestra violencia hay un profundo problema teológico-político”, explica.

Entrar a la exposición de este artista colombiano, nacido en París en 1959, es enfrentarse a la extraña sensación de vivir una experiencia tecnológica algo anacrónica. Hay televisores, cátodos, cables y una sofisticada instalación de bafles con sonidos reverberantes que le hacen coro a las imágenes del santoral: manos atravesadas por estigmas; grabados de Santa Lucía con sus ojos en la bandeja; la proyección en el techo de un video del Santo Prepucio en la órbita celeste; las manos del Todopoderoso con pequeños monitores incrustados a la manera del “ojo de Dios” en los que se perciben en miniatura escenas de protestas sociales; el dibujo de una crucifixión de la que escurre la sangre de un becerro.

Cuerpo y violencia

La muestra de la Valenzuela & Klenner es la estación más reciente de esa suerte de procesión artística que Restrepo ha recorrido con la disciplina de Santo Tomás (ver recuadro). Por el camino, este eximio instalador ha escrito un libro dedicado al tema. Se llama Cuerpo gramatical y en él hay decenas de ejemplos de que la iconografía católica -y buena parte de la griega- termina repitiéndose de manera dramática y triste en la historia de Colombia.

¿En qué se parece un santo del siglo XVII a un acto paramilitar? ¿Qué relación tiene un personaje de la mitología griega con un ex presidente colombiano?

El corte de mica de la época de la violencia de los años 50 -con la cabeza en el pubis sostenida con las manos-, es una referencia terrorífica de la imagen del siglo XVII de San Dionisio, quien se volvió santo porque logró llegar a la tumba descabezado. La imagen de la estatua del ex presidente José Ignacio de Márquez, a la que le volaron la cabeza durante la toma del Palacio de Justicia en 1985 y que hoy reposa en el Museo Nacional, guarda cierta asociación con Perseo decapitando a la Medusa.

“La cabeza ha sido un trofeo de guerra desde tiempos inmemoriales. Según Descartes, es allí donde reside el alma”, escribe Restrepo en su libro. Por eso, el símbolo de triunfo de la burguesía no se podía dar sino decapitando a Luis XVI. Y la victoria de Herodes frente a la rebeldía de Juan el Bautista sólo podía ostentarse con su cabeza en una bandeja de plata.

“Esta violencia no es gratuita ni es irracional, todo lo contrario, es hiperracional y está destinada a un tipo de público y a comunicar un mensaje muy preciso. Son mensajes icónicos absolutamente brutales, tanto que lo que hacen es desterrar el sentido y sembrar el horror”, concluye el artista.

En este sentido, la Iglesia ha sido muy efectiva en la divulgación de su mensaje católico, apostólico y romano. “El Vaticano es el aparato mediático más poderoso que hay en Occidente desde el Renacimiento -asegura-, no solamente desde el punto de vista ideológico sino en términos de la producción y de la circulación de las imágenes”.

Al asociarlas con la realidad también brutal de la violencia colombiana, Restrepo las ha repetido a su manera, respaldado en su formación en la escuela del video. A fin de cuentas, para él los medios electrónicos no son sino la continuación natural de lo que fue el grabado, la pintura y la fotografía.

¿Por qué lo hace? “Para que nada se olvide”, se apura a decir. “No me lo inventé yo, ya decía san Agustín que la historia era un problema de gramática. Todo es cuestión de hacer una nueva edición”. Y la de Restrepo, qué duda cabe, es escalofriante.

EL SANTO HACE EL MILAGRO

‘Cuerpos gloriosos’ es la consecuencia de los trabajos que Restrepo ha realizado desde los comienzos de la década. En 2001 presentó en la Biblioteca Luis Ángel Arango ‘Video Verónica’, una instalación que alude al famoso manto pero que, en lugar de proyectar el rostro ensangrentado de Cristo, refleja las imágenes de madres con la fotografía de sus hijos desaparecidos en el pecho.
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source: bienalmercosulsiteprofissional

Comprometido com a História e atento à problemática sociocultural de seu país, Colômbia, há décadas uma das arenas mais conflitantes neste contraditório terreno em que vivemos, a América do Sul, Restrepo expõe com transparência um testemunho de seu tempo. Ele se refere ao horror do olhar, “a concupiscência do olhar”, quando cita Santo Agostinho, que aludiu “ao excessivo e desordenado desejo de ver”. E que o artista expõe nos vídeos que marcam sua produção desde a década de 1980: cicatrizes, violência de martírios, sangue, turbulência e violência urbana, transes e crendices populares versus a tradição dos tribunais da Igreja Católica e seu papel em particular nos países hispânicos. Como ansiar por uma visualidade apenas formalista e controlada quando o contexto acena com uma sequência impiedosa para com os espectadores? Por que seria a devolução imagética dos artistas distinta do horror com que nos brindam as TVs diariamente? Eis algumas das questões com que nos defrontamos diante da poética dura das propostas autorais nos vídeos de José Alejandro Restrepo.

Frente à realidade palpável do universo indígena, o credo cristão se impunha através de imagens de devoção – apelativas ou de comiseração – e constituíam lugares-comuns. Mas, sem dúvida, como enfatiza visualmente Restrepo em seu trabalho com vídeo e imagens procedentes das antigas Missões, a conversão jogava também com a magia da iluminação trêmula das velas na semiobscuridade dos monumentos religiosos, imponentes em majestade, em contraposição violenta à humildade do casario das aldeias. O depoimento é do artista: “A partir de minha viagem à região das Missões, quero estabelecer um dialogo entre figuras escultóricas em madeira do século XVIII, originais da região e do acervo do Museu Vicente Pallotti, e videoprojeções. Diálogo trans-histórico sobre exorcismos, bênçãos, contágios, mortes e penitências. Desde o barroco até as manifestações mais contemporâneas, assistimos ao triunfo incontestável da imagem e ao protagonismo do corpo com seu tremendo poder de sedução de massas”.