highlike

WIFREDO DÍAZ VALDÉZ

Wifredo Diaz Valdez

source: paulsartworld

Uruguay showed work from 20 years by Wifredo Díaz Valdéz (born 1932), who finds old wooden items and deconstructs then in such a way that – by means of an elaborate system of hinges – they can still be returned to their original shape. This original twist on the ready-made connects with his own rural origins while providing a sense of the past being recoverable. Valdez also finds ways to make the reconfigurations echo the fragmentation and displacements of his nation’s politics, or to tweak art history – here a violin-come-bird riffs on the cubist still life. How come, I wondered, he isn’t better known?
.
.
.
.
.
.
source: artsy

Wifredo Díaz Valdéz was raised in Uruguay and trained in carpentry, which he still actively practices and which continues to influence his production of non-functional art objects. He is known to modify wooden, artisan-made utilitarian objects found in the rural regions around his hometown, which he turns into freestanding abstract sculpture. The raw materials for Valdéz’s sculptures include furniture, utensils, wheels, and windows. Before beginning each work, Valdéz considers the object’s structure and considers its potential; the final pieces appear to be impossibly balanced works with unexpected folds and joints.
.
.
.
.
.
.
.
source: myartguides
Wifredo Díaz Valdéz, born in 1932 on the periphery of Uruguay, creates unusual wooden sculptures out of imaginatively deconstructed everyday objects. He constructs artworks by disassembling furniture, tools, and all sorts of everyday utensils to be found in rural Uruguay. This dismantling is not about destruction, but rather the creation of something entirely new.
.
.
.
.
.
.
.
source: revistadossier

Wifredo Díaz Valdéz decide y corta. Es curioso que etimológicamente la palabra “decisión” proviene de decidere que significa “cortar en carne viva”. El corte del artista es inteligente porque muestra y a la vez oculta. Es curioso también que la “carne viva” esté reflejada en el color del interior de sus maderas, sobre todo del curupay, árbol autóctono de madera dura que en el medio rural por su alta resistencia es usado como poste de alambrado. Son estos epitelios sangrantes los que Wifredo Díaz nos muestra, el interior de un material cuyo exterior ha sido herido por el paso del tiempo y que, como en el hombre, ha generado una corteza, o una coraza que lo protege. Sin embargo, el interior, impasible e íntegro aún es terso y reluciente. Es el alma o el espíritu de la materia que aquí se encuentra y que de esta forma se revela. Profundo símbolo –el del árbol– ha elegido el escultor para dar cauce a su imaginación creadora. Anulando toda la función, desde el árbol en bruto, la viga, la herramienta hecha de madera, la tapa del inodoro, etcétera, Díaz establece otro orden de relaciones y sitúa su material en una dimensión artística profunda, es decir por fuera y por dentro del mundo a la vez. El artista se refleja en su materia. De alguna manera se esculpe, o más bien, se arma y se desarma a sí mismo, dado que la clave de su gramática se encuentra en la articulación, propia, además, de los seres vivos. La articulación es signo de movimiento, pero también de inteligencia, porque es el punto dialéctico donde se resuelven los opuestos. Es una unión que posibilita la reunificación o bien la separación, manteniendo la identidad y eventualmente la unidad.Wifredo Díaz indaga en su identidad y se sabe profundamente deudor de la naturaleza y de su oficio de carpintero, el cual le despertó las primeras intuiciones sobre el arte. Intuiciones poderosas que incluso llegaron a detectar, sin que nadie se lo advirtiera, los principios profundos del cubismo. Pero esto es estética, y por lo tanto regla y método, temibles para una imaginación libre. Por lo tanto hablaremos de arte. Su olfato artístico había adivinado el enigma del exterior-interior, de la masa y el hueco, del espacio y el vacío, principios que también, y curiosamente, forman parte del repertorio científico, sobre todo a partir de la revolución de Einstein, que coincide con la revolución del arte moderno. Sin embargo, sostenía Jean Guitton: “La pintura y el dibujo son cálculos que se ignoran”. Estos cálculos los había deducido el ar tista en el medio rural, donde creció, alejado de las academias y de los profesores, cuando sólo le llegaban a veces algunas notas del suplemento de El Día, aquel suplemento de color sepia –el color de sus maderas– donde pudo descubrir a Henry Moore y comprobar que él también había llegado a soluciones similares a las que llegó el maestro inglés.
Las obras de Wifredo Díaz son verdaderos personajes, y por lo tanto se pueden considerar más seres que objetos. Todos ellos han venido al mundo gracias a la poderosa conjunción del trabajo artesanal (el oficio amorosamente realizado) con la necesidad de crear (que en el artista se confunde con la necesidad de ser). Observemos la similitud de su conjunto ‘Monte en pie’ con un grupo de músicos. Aquí el artista invierte el simbolismo (sugerido por el título) y par te de elementos manufacturados –postigos–, productos que advienen del noble destino de la madera salvaje, es decir, del sacrificio del árbol en función de la cultura. Este conjunto es poesía pura, por lo que la clave del artista, situada en la articulación, produce un despliegue y un repliegue donde el movimiento está realizado en el concepto, a pesar del estatismo. Sin la menor duda existe como posibilidad y por lo tanto, como realidad…
El arte de Wifredo Díaz Valdéz es, por lo tanto, profundamente conceptual y plástico a la vez (la plasticidad es la vitalidad de la forma), y su lectura es poesía. Explica a través de la forma que concibe la paradoja de la vida cuando nos hace percibir la vida en la propia muerte y nos indica que ésta es tan sólo un cambio de estado. Profunda reflexión filosófica a la que llegamos luego de contemplar un conjunto de maderas. El árbol renace en escultura, el hombre es movimiento, el movimiento es el cambio de estado permanente, lo visible puede volverse invisible y viceversa. Este artista ha sido designado para representar a nuestro país en la próxima Bienal de Venecia. Nos congratulamos y nos sentimos orgullosos de esta decisión.
.
.
.
.
.
.
.
source: razyboard

Das Ministerium für Bildung und Kultur hat den Künstler Wifredo Díaz Valdez ausgewählt, um seine Arbeiten in Uruguay Pavilion in der Biennale in Venedig zu präsentieren. Der Künstler wird von Kurator Richard Pascale und Heiler in der gleichen Carlos Lodde und Veronica Cordeiro begleitet.

Donnerstag ist die Eröffnung der Ausstellung uruguayischen “Time (Zeit) Zeit” von Wilfredo Diaz Valdez, mit der uruguayischen Flagge.

Der Künstler fährt als Vertreter Uruguays in der 55. Internationalen Kunstausstellung La Biennale di Venezia.
Valdez hat seine Karriere auf der Grundlage Madera Arbeiten zum Leben zu erwecken aufgebaut. Alte und neue Holzstücke die unterschiedlichsten Werke zu schaffen.

Er ist ein Mann, der in seinem Atelier arbeitet, allein sein mag und abseits der großen Präsentationen. Seine Arbeit sind international anerkannt, und es ist sicherlich ein großer Künstler, der das Land repräsentieren wird.