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Claudio Correa

la marsellesa

Claudio Correa la marsellesa

source: claudiocorreavassallowordpress
La obra que nos presenta Claudio Correa está basada en una entrevista que realizó a un veterinario durante su estadía en Honda, Colombia, el año 2013 (producto de la residencia Flora Ars + Natura), y que transcribió a lenguaje musical. En la entrevista el profesional explica diversas tácticas de cacería utilizadas por aves rapaces que habitan la selva colombiana; básicamente para cazar las aves logran encantar a su presa mediante la imitación de sonidos de animales. La obra establece un paralelo entre el comportamiento de las aves y el de los seres humanos en las sociedades civilizadas. Desde este juego de sobrevivencia, se busca develar en los modos sociales adquiridos, la violencia que esconden, y que muchas veces se disfraza de urbanidad y corrección, para seducir y encantar a quien se desea devorar.

Claudio Correa transcribió a pentagrama la entrevista al veterinario, para posteriormente ser leída bajo esta clave por una cantante de boleros, locución que fue grabada como parte de las actividades de la residencia. El resultado de esta grabación se puede escuchar en la instalación sonora Viento de la voz. En la sala de muestra se encuentra un pentagrama de cera dibujado con mechas incendiarias. El audio de la locución proviene de dos dispositivos que emulan instrumentos musicales tradicionales: guitarra clásica y bombo de orquesta. La voz de la cantante proviene de un orificio en la pared de la sala, que emula la caja de una guitarra. Las frecuencias bajas y sub-bajas las emite el bombo, gracias a un parlante contenido en su interior, que a su vez y debido a las vibraciones, hace mover una baqueta que golpea de manera autómata el mismo instrumento.

Estos tres elementos, propios de una orquesta, constituyen el montaje de la obra y funcionan como dispositivos sonoros que manifiestan su peligro (violencia) latente.

La obra equipara la voz de la cantante con el canto de las aves rapaces, vinculándolas mediante la capacidad de sobrevivir por la transformación sonora. Así, a partir de la transcripción del texto a sonido, este se vuelve protagonista, para apelar a lo no visible. La obra busca remecer al público, ya no desde la representación, sino afectando su propio cuerpo. La vibración invasiva que emite el bombo evoca los sonidos que anteceden a los movimientos telúricos y metafóricamente nos habla de la naturaleza de las cosas, de lo soterrado, disfrazado por los artificios culturales.
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source: arteinformado
En estos últimos ocho años Claudio Correa ha realizado un proyecto de obras titulado “Si pudiera lo haría peor”, en la que investiga distintas formas de recrear emblemas institucionales y utensilios de época de la historia reciente de América Latina. El sistema de construcción de su visualidad se constituye a partir de objetos fuera de circulación y que forman parte de registros historiográficos. Mediante una exhaustiva investigación documental y de fuentes orales vuelve a materializar dichos objetos. El resultado son instalaciones, collages, fotografias y videos que se apropian de elementos de la “escultura monumentalista” para perturbar este imaginario.

Correa ha presentado su obra en importantes museos y galerías, principalmente en América Latina, Europa y Estados Unidos, destacando: VIII Bienal de La Habana, Cuba (2003); Back Yard, Americas Society, NY (2003); Bienal de Shanghai, Proyecto N11, China, (2004); Resistance, Fall and Madness, ACC Galerie, Weimar, Alemania (2006); Era07 REGIÓN: Fricciones y fricciones, Museo Blanes, Montevideo, Uruguay, curatoría Gerardo Mosquera (2007); Ni pena ni miedo, MEIAC Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, Badajoz, España (2011); De naturaleza violenta, FLORA ars+natura, Bogotá, Colombia, curatoría José Roca (2013); Otros relatos, Centro de Arte Contemporáneo La Consevera, Ceutí, España, curatoría Fernando Castro Flórez (2015); Bellos Jueves, Museo Nacional de Bellas Artes, B. Aires, Argentina, (2015); y, Libertad, Igualdad, Fatalidad, exposición individual, Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, Chile (2016). En su trayectoria ha contado con el reconocimiento de Fondart (CL, 1998, 2000, 2002, 2006, 2013, 2015), Residencia Flora Ars Natura (Co, 2013), Tercer lugar Bienal de las Fronteras, Tamaulipas (Méx, 2015) y The Pollock-Krasner Foundation Grant (NY, 2015).